El mejor Athletic de la temporada culmina la segunda remontada del nuevo estadio ante un Betis irreconocible
La vieja Catedral nunca fue muy amiga de los vientos del
sur. Días de calor bochornoso como el de ayer siempre fueron caldo de cultivo
propicio para derrotas insulsas y juego mediocre. Arenas movedizas en cualquier
caso. San Mames Barria, en cambio, con sus aires de tradición renovada, con su
espíritu de pasión rojiblanca promete nuevas fuerzas para enfrentarse a los tiempos
modernos. Ayer, el Athletic mostró sobre el terreno de juego todo lo que puede
ofrecer un equipo con calidad y dispuesto a todo. El mejor partido de la
temporada de los leones se llevó por delante a un Betis desconocido, que no
recordó en nada al que visitó la ciudad la temporada pasada. Dos goles a uno en
la segunda remontada del, hasta ahora, nuevo campo invicto. Un vendaval del norte
barriendo la brisa del sur.
Los primeros minutos del encuentro sirvieron para demostrar
cuál es el plantel titular de este Athletic. Recuperada la titularidad de Ander
y Susaeta, solo Muniain se caía de un equipo de gala que, en este caso, no pudo
tener mejor sustituto. Ibai Gómez, motivado tras el gol frente al Espanyol en
el último minuto y consciente de que tenía que aprovechar la oportunidad de ser
titular, pronto se convirtió en el jugador referencia del equipo. Un partido
maravilloso del de Santutxu que no pudo culminar con gol por culpa del portero
del Betis y de los palos.
Mejor plantado en el campo y con las ideas claras el
Athletic se acercaba al marco rival con dominio e intensidad y solo la defensa
adelantada de los verdiblancos, que provocaba continuos fueras de juego de los
leones, servía para paliar el desconcierto reinante en la zaga bética. Así, en
el minuto 19, Aduriz dispuso de un mano a mano con Sara, pero envió el balón
por encima de la portería. El del nueve es un debate que no tiene mucho
recorrido en Bilbao por la ausencia de delanteros, pero aún así, es algo que
deberíamos hacernos mirar.
Poco a poco el Athletic fue acumulando llegadas al área
bética. Las pequeñas intentonas de los visitantes, por su parte, fueron
resueltas por un Iraizoz seguro y con confianza. El desastre de Herrerín hace
apenas 10 días ha hecho que la afición cambie su punto de vista con respecto a
Gorka. Vuelve a ser el portero titular para el entrenador y la grada. El
arquero lo sabe y se crece.
Durante los minutos finales de la primera mitad el ritmo de
partido se volvió frenético. Primero un larguero de Ibai Gómez tras volver a
ejecutar a la perfección su jugada favorita, recorte de la banda hacia el
centro y disparo al palo largo con la diestra. Después un remate al larguero de
Gurpegi tras centro perfecto de Ibai desde la banda. El Athletic malgastaba
ocasiones, pero hacía enardecer a una afición que, tras el pitido del árbitro,
se dispuso a atacar hambrienta el bocadillo.
El segundo tiempo comenzó de la misma manera que había
acabado la primera mitad. El Athletic robaba en el centro del campo y se
lanzaba con velocidad al ataque. Y hacía un calor infernal, por supuesto. Entre
los minutos 50 y 60 los rojiblancos acosaron la meta verdiblanca con continuos
disparos que atajaba un Sara convertido en estrella inesperada del encuentro.
El león volvía a rugir y la afición tomó el guante del equipo y gritó con los
pulmones llenos de Norte para barrer definitivamente los breves retazos de
viento de sur que se filtraban por la lona que cubre el fondo del estadio. En
el 59 Xavi Torres zancadilleó a Herrera en el área. Penalti claro que ni
siquiera es protestado. Todo parecía estar funcionando.
Se dispuso Beñat a lanzar desde el punto de penalti a su
exequipo. Algo debió recordar mientras recorría el trayecto hasta el balón
porque lanzó y falló. El flamante fichaje del Athletic, creador de juego
excepcional en el centro del campo, fue poseído por los espíritus de los
lanzadores de los últimos años, por la maldición del punto de penalti, por la
inseguridad de los once metro. Beñat hizo lo que hacemos siempre vaya, lanzarlo
y fallar.
El breve bajón anímico que siguió a este suceso
desafortunado fue suficiente para que el Betis recompusiera líneas, trenzara un
par de jugadas de ataque y, superada la zona de Mikel Rico, auténtico sheriff del centro del campo, se
encontrara con una defensa floja que, una vez más, volvía a hacer aguas. Un
centro desde el lateral de Lolo lo remató Molina prácticamente solo en el área
pequeña. En un primer momento Iraizoz paró el balón, pero el rechace regresó a
Molina y el delantero no perdonó. Gol en la lona, que no grada, sur. Guión
habitual de la película del perdonar y ser vencido.
Disgustado con el título del film reaccionó Valverde al golpe haciendo entrar a De Marcos para
ganar en profundidad. Corría el minuto 73 y el Athletic seguía chocando con la
zaga bética cuando el de Laguardia puso la moto en funcionamiento. Tras
recorrerse el campo entero un par de veces al más puro estilo maratoniano, De
Marcos se lanzó en plancha para rematar un centro puesto por Beñat desde la
banda. Gol de delantero. El tercero de la temporada. En el fondo norte.
Impulsado por el tanto y por el juego de ataque del equipo
el público volvió a entrar en el partido. En el Minuto 82 San José consiguió
desbordar la emoción en las gradas rematando al fondo de la red totalmente
libre de marca un centro perfecto de Ibai. La segunda remontada del nuevo San
Mamés se estaba fraguando. El Athletic llevaba todo el partido arrollando y por
fin encontraba recompensa a su fútbol vistoso.
Tras el pitido final la afición respiró tranquila. Los
últimos minutos bien pudieron haber deslucido la gesta. En el 86, Molina se
plantó solo ante Iraizoz y, cuando parecía que le había batido y que el balón
se desplazaba inexorablemente hacia el fondo de las mallas, un palo se topó en
su camino. Justicia divina.
El Athletic prosigue su buena racha que le mantiene invicto
en casa y se aferra una semana más a los puestos que dan acceso a Europa. El
nuevo estadio en obras se va asentando poco a poco y los jugadores parecen
dispuestos a convertirlo en una fortaleza frente a los viejos enemigos. Un campo
lo forman sus gentes y las de Bilbao siguen siendo las mismas que hacen retumbar
los muros y, mientras siga abierto, las fachadas de los edificios de la urbe. Pero
con un nuevo aire. Huele a Norte en el estadio de ahora. Huele a victoria en el
San Mamés de siempre.